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Taiwán: Kaohsiung

Un grupo de extranjeros juega al Frisbee en el mar, hay adultos y niños que, por la cercanía con la que se relacionan, se diría que son familia. Se ríen, sobretodo los más pequeños. Sus carcajadas activan las mañas más íntimas del corazón e, inevitablemente, me traen algunos recuerdos de mi infancia en la playa, del juego en las mañanas luminosas de verano, de la mirada amable de mi padre, de aquellos días en los que nosotros fuimos ellos, cuando nuestras carcajadas también rompían el cielo azul plano y nítido de Málaga para, desde allí, caer al mar y teñirlo todo de colores. El mar... Nosotros no jugábamos al Frisbee, sino a la pelota, pero para el caso es lo mismo. Estamos en una playa de Kaohsiung, más bien en la playa de una isla de Kaohsiung. No es una de esas islas paradisiacas sinónimo de envidia, es todo lo contrario, de arena negra y con un horizonte repleto de grandes barcos mercantes, ya que Kaohsiung es el puerto más importante de Taiwán. Sin embargo, aunque no estemos rode...

Taiwán: Tainan, en la costa occidental

Del mismo modo que nos dieron la bienvenida, nos despiden los cazas que sobrevuelan sin descanso la ciudad. Tranquilos, el reconocimiento no nos lo hacen a nosotros, afortunadamente no somos tan importantes, sino a su territorio, pues estamos frente a las costas de China.  Hoy dejamos atrás Tainan, ciudad a la que, entre otras muchas cosas, el país le debe su nombre. Es decir que Taiwán viene Tainan el cual, a su vez, se deriva de "banco de arena" en lengua aborigen.  Pero no hemos decidido venir a conocer la ciudad por este desarrollo nominal, sino por su importancia histórica, pues habiendo sido la antigua capital de Taiwán, es aquí donde empezó todo, donde se empezó a formar el país que conocemos hoy.  Como la historia de cualquier lugar, la de Taiwán es igualmente compleja. Aún así os la voy a intentar resumir muy brevemente para que podáis comprender las fotos que luego os enviaré y os aproximéis, así, un poco más a esta sociedad que reclama un reconocimiento propio ...

Taiwán: Sun Moon Lake

Hoy Chunmei se ha levantado antes de lo habitual; una preocupación involuntaria no la ha dejado dormir y es raro, muy raro, porque si algo hace bien ella es, a sus setenta y un años, descansar profundamente. A pesar de este inusual desajuste de su sosiego habitual, se ha levantado como cada día, se ha duchado, se ha puesto los pantalones y el polo, se ha servido el té y ha cogido el voluminoso llavero de la caja de madera lacada y estampada con corazones y flores de cerezo para, tras el portazo, irse a trabajar mucho antes que de costumbre. ¿Qué iba a hacer?  Una vez en la calle, ha visto que todo estaba bien, como siempre, salvo por los puestos de souvenires y comida que a esa hora todavía seguían cerrados; no tenía nada de que preocuparse.  —¡Buenos días Chunmei! ¡Qué temprano! ¿Es qué pasa algo? —le han preguntado al verla los vendedores que ya rondaban por allí.  —¡Buenos días! Qué va, qué va. Es solo que no he podido dormir, cosas que pasan a veces —les ha respondido...

Taiwán: Taipéi (segunda parte)

Acabamos de subir al autobús que nos lleva a Sun Moon Lake, es decir, el lago del sol y la luna. Está en una región montañosa del interior, a varias horas de Taipéi, así que tenemos tiempo de parar y reflexionar sobre lo que dejamos atrás.  Después de cuatro días, vamos viendo lo fácil y cómodo que es viajar por Taiwán, además de formarnos una primera idea de cómo es la sociedad taiwanesa. En nuestras entretenidas charlas de viaje, si en algo estamos de acuerdo es que la higiene y la consideración aquí es una constante, una tónica en la actitud social. Un ejemplo de esto último es el hábito de la cola pues, aunque también por organización, se hace por respeto al lugar que ocupa cada uno. También que los paraguas se presten en cualquier parte, que no se puedan subir pájaros al autobús, o ver que la taza de los váteres públicos tienen un adaptador incluido para que los niños también puedan sentarse son más muestras de su consideración que se suman a su ayuda y paciencia en los restau...

Taiwan: Taipéi y Juifen (primera parte)

Cuando en 1542 los marineros portugueses decidieron llamar a Taiwán ihla Formosa (isla hermosa), supongo que no se habían imaginado el mito literario que estaban creando como tampoco el alcance de la certeza de sus palabras pues, casi quinientos años después, este apodo puede seguir utilizándose. Porque sí, porque Taiwán es hermosa, al menos en la sugestión de las primeras impresiones. Aunque no ha sido por su poética denominación, sino por su posición estratégica en las rutas del comercio, la razón por la cual ha sido una isla disputada por todos. Por eso, sus primeros habitantes, aborígenes venidos de los pueblos austronesios (el archipiélago que rodea Australia), tuvieron que ir desplazàndose hacia el interior a partir del siglo XVI hasta casi desaparecer. Holandeses, chinos, japoneses y españoles fueron los encargados de expulsarlos o colonizarlos al apropiarse de sus costas, al principio, y de todo lo demás, después. Así, de invasión en invasión y de mano en mano, llegamos a la so...

La esperanza

Ha nevado y la pradera urbana que hay frente a estas ventanas se extiende con un blanco inmaculado. Todo permanece en silencio hasta que llegan un hombre joven y una niña de más o menos tres años, probablemente padre e hija. Uno tras otro, los dos van dejando las huellas de sus pisadas tras de sí. Inesperadamente, él da una patada a la nieve para hacerla volar. Ríe. La niña, en esa edad de copiarlo todo,   a continuación, empieza también a dar patadas, aunque sin ton ni son y casi perdiendo el control de su cuerpo. Parece que tal escena conmueve al padre porque saca su smartphone y apunta a la pequeña para fotografiarla. Esta, al verlo con el aparato en la mano, de pronto para, se da media vuelta y se sienta sobre la nieve dándole la espalda diríase que harta. Aun así, el hombre insiste con su smartphone sin dejar de apuntarla. Entretanto, la niña ni siquiera gira la cabeza, sigue inmóvil haciendo oídos sordos a las instrucciones del padre. Finalmente, este desiste y guarda su ...

Homo Nimius

De las cinco acepciones que recoge el diccionario de la RAE, la cuarta define el término agonía como "ansia o deseo vehemente”. Es por eso que a esta nos referimos cuando expresamos las consecuencias dañinas que ejercen unos actos realizados en exceso, sin medida ni control; a la que aludimos cuando decimos eso de “es que somos unos agonías". Las ansias fecunda el exceso. Por eso, pasado el estúpido y anodino año nuevo un año más, otra vez toca empezar a recoger la excesiva basura generada del despiporre navideño. También toca retomar las rutinas y, desgraciadamente, volver a encontrarse por las calles decenas de abetos cortados, muertos y tirados pues ya han dejado de cumplir su función decorativa que los relegaba a soportes de feas y tóxicas bolas “ made in da igual dónde” . Junto a ellos, numerosas cajas y envoltorios, botellas, enteras o rotas, restos de bengalas de distintos tamaños y formas, así como alguna que otra rata aprovechada, les hacen compañía. Un año más se re...