Homo Nimius

De las cinco acepciones que recoge el diccionario de la RAE, la cuarta define el término agonía como "ansia o deseo vehemente”. Es por eso que a esta nos referimos cuando expresamos las consecuencias dañinas que ejercen unos actos realizados en exceso, sin medida ni control; a la que aludimos cuando decimos eso de “es que somos unos agonías".

Las ansias fecunda el exceso. Por eso, pasado el estúpido y anodino año nuevo un año más, otra vez toca empezar a recoger la excesiva basura generada del despiporre navideño. También toca retomar las rutinas y, desgraciadamente, volver a encontrarse por las calles decenas de abetos cortados, muertos y tirados pues ya han dejado de cumplir su función decorativa que los relegaba a soportes de feas y tóxicas bolas “made in da igual dónde”. Junto a ellos, numerosas cajas y envoltorios, botellas, enteras o rotas, restos de bengalas de distintos tamaños y formas, así como alguna que otra rata aprovechada, les hacen compañía. Un año más se repite la infame estampa, difícil de calificar de otro modo cuando sabemos que son estos mismos árboles los que tú elogiaste un día que paseabas por el campo; los generadores de vida, los que son capaces de crear por sí solos, gracias a su inteligencia, todo un ecosistema (metáfora del éxito de la justa colaboración); los que perfuman y devuelven su calidad al aire, los que ayudan a atraer las lluvias y a los necesarios pájaros. Aunque por otro lado, también lo sabemos, solo son una víctima más de nuestra excesiva agonía. 

Y así, comenzado el año, de nuevo uno concluye que más que haberse conmemorado el advenimiento del Mesías o festejado el nuevo ciclo calendarizado, lo que se ha hecho en estas fechas no es más que un tributo a lo que parece ser nuestra condición más dañina: Homo Nimius u hombre excesivo, ya que este, el exceso, es el solo ecosistema que nuestra agónica inteligencia es capaz de organizar.

Feliz fin de la agonía 2024. Homo Nimius un año más.

Elromeroenflor

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