Cuando todo se va a tomar por culo y la señora Bocanegra

Isabel Diaz Ayuso se ha vuelto a llenar la boca de mierda y los de su partido, al apoyarla, también. Ahora defienden que, a la hora de asignar becas de carácter público, es decir, aquellas compensatorias que existen para garantizar la igualdad de oportunidades en la vida académica de los que menos tienen, debe primar la nota y no la renta per cápita, por alta que sea y aunque sus ingresos anuales superen los cien mil euros o, dicho de otro modo, más de ocho mil euros al mes. Sin duda, este proceder se merece otro gallifante en la infame carrera hasta el pódium de la desigualdad que lleva a cabo el Partido Popular.

Ahora, gracias a las políticas de Ayuso, en el momento de asignar una ayuda al estudio, es irrelevante que el estudiante “A”, que procede de un ambiente familiar crispado a causa de la carestía o la precariedad, tenga que hacer un mayor esfuerzo metal, físico y moral para conseguir una nota parecida a la del estudiante “B”, el cual, apoyado por una situación económica familiar bastante más holgada, por ejemplo, de unos ocho mil euros al mes, puede sentarse todos los días a hacer sus deberes sin más preocupación que acabarlos a tiempo. 

Como se evidencia, en esta carrera popular hacia la desigualdad solo importa el número de dorsal. Los obstáculos del recorrido y el esfuerzo que estos le suponen a cada corredor, no; tampoco que algunos vayan dopados. ¡Bravo! Pura política de privilegios: más facilidades para los que más fácil lo tienen y más dificultades para aquellos que más le cuesta salir adelante. 

Ahora, gracias a las políticas de Ayuso, el estudiante “B” podrá ir a comprarse algún caprichito cuando le ingresen el dinero de la beca, pero, claro, después de que el estudiante “A” le sirva una caña. Esta es la nueva estampa de las famosas terrazas de Madrid. Porque por cada beca que se le está concediendo a un chico que materialmente no lo necesita, a otro que sí, se le está privando de progresar.

La gestión de las ayudas públicas compensatorias debería estar dirigidas exclusivamente a garantizar que los que más lo necesitan puedan acceder a la educación, la sanidad, la vivienda, la cultura, el cuidado o el transporte en las mismas condiciones que lo hacen los que disponen de un mayor poder adquisitivo. Sin embargo, en lugar de esto, tal y como vemos, sucede lo contrario, hasta el punto de que muchos utilizan estos fondos solidarios para cimentar su política de privilegios, que es lo mismo que mandar a tomar por culo nuestro estado del bienestar social.

Sinceramente, no llego a entender que tantos perjudicados por estas medidas, y otras de similar calado, los sigan votando. Es como si eligieran el desahucio como modo de vida.

–Corred, corred, malditos, que allí está la meta –gritó en plena carrera la señora Bocanega.

                                                                                                                                                                                                           Elromeroenflor   

Comentarios

Entradas populares de este blog

Unos días de monzón en Indonesia

Una vez probado el alivio

El flautista de Hamelín y la distinción