El flautista de Hamelín y la distinción

Supongo que todos conocemos el cuento de los hermanos Grimm de El flautista de Hamelín. Ya sabéis, aquel en el que una ciudad, la de Hamelín, se libró de una mortífera plaga de ratas gracias a la intervención de un ingenioso flautista quien, tocando su instrumento, acabó con ellas antes de llevarse a todos los niños del lugar como escarmiento al no recibir pago alguno de la ciudad después de hacer su trabajo. 

Pues bien, no sé si a vosotros también os pasa que encontráis un gran paralelismo entre esta historia y la situación de la sanidad pública y los sanitarios de nuestro país, ya que es fácil encontrarlo. Del ven y sálvame durante la pandemia hemos pasado, cuando nos hemos visto fuera de peligro, como hiciera la ciudad de Hamelín, a una desagradecida indiferencia que se sacude el recuerdo de los peores días ante las justas reivindicaciones que los sanitarios reclaman. Sus peticiones, como en el caso del flautista, consisten en el pago y reconocimiento de su trabajo, nada más. Un noble reconocimiento a su labor que, por otro lado, también significa mantener a raya a toda plaga o, dicho de otro modo, mantener la entereza de una sanidad que, como el flautista y su instrumento, no haga distinción de a quién salva. 

Porque ¿os imagináis qué hubiera pasado si el flautista hubiera dicho “me llevo tus ratas porque me has pagado religiosamente la cuota de este mes, pero las tuyas no porque todavía me debes tres“? Fácil deducirlo: probablemente las ratas nunca se hubieran ido de Hamelín y la epidemia y sus consecuencias se hubieran enquistado. Así que, para fortuna de todos, bien que el flautista no hiciera distinción alguna entre sus habitantes y se las llevara a todas.

Cuando las ratas vuelvan (porque volverán, siempre vuelven), ¿a qué flautista acudiremos si la tendencia es desguarnecer de medios y recursos la sanidad pública, que es la que no hace distinción? ¿A qué flautista llamaremos si el que ejerce su profesión sin distinción ya no estará porque no se escuchan sus reclamaciones? ¿Vamos a ampararnos en la sanidad privada que distingue y reserva su atención entre los que pagan sus cuotas y los que no?... 

Así, si, como Hamelín, no reconocemos a tiempo la importancia del flautista y sus instrumentos, si no lo entendemos, nos pasará como en el cuento, que nuestros niños desaparecerán aunque no sea siguiendo el sonido de la flauta, sino el rastro que dejan las ratas y nuestra indiferencia

Porque sanidad pública es igual a salud pública, manifiéstate en su defensa el próximo 25 de marzo a las 11:00 h de la mañana en Ambulatorio Avenida América (Córdoba). A las 11:30 h de la mañana en la Plaza de Asdrubal (Cádiz). A las 12:00 h de la mañana en Muelle Heredia (Málaga), Centro de Salud Esperanza Macarena (Sevilla), Plaza El Triunfo (Granada), Puerta Purchena (Almería), Subdelegación de Gobierno (Jaén), Sur del Barrio Obrero (Huelva).  

Si te importa tu salud, no hagas como los habitantes de Hamelín. Ven. 

Elromeroenflor


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