Esto no es el País de Nunca Jamás

El otro día se publicaba una inusual serie fotográfica en la prensa local. A vista de pájaro, se mostraba cómo varios municipios de la Costa del Sol se habían transformado desde finales de los años cuarenta hasta hoy.
No sé con qué propósito decidiría sacar a la luz estas imágenes la dirección del periódico. Puede ser que lo hiciera tan solo para rellenar los vacíos informativos del verano, quizá para enseñar el desarrollo urbanístico de esta región o, quién sabe si,  en un amago de lucidez y buen hacer periodístico,  para aprovechar su cobertura mediática y denunciar el deterioro medioambiental al que han conducido unas practicas urbanísticas tan agresivas como las que se observan. Porque el reportaje, foto a foto, si de algo da fe es del crecimiento desmesurado de estas poblaciones bajo las directrices, supongo, de un solo plan, el de construir todo lo posible en el menor tiempo posible, es decir, construir y construir como si no hubiera un mañana. Una crónica visual que revela que setenta y cinco años después, en el 2022, con un cambio climático ya presente y de consecuencias catastróficas impredecibles, suficientemente informados y por ello conscientes de la falta de agua y de la acuciante desertización que padece la cuenca mediterránea, aún se siguen permitiendo y tolerando estas actuaciones. 

Por eso, para el que suscribe estas palabras le es inevitable preguntarse por qué se sigue permitiendo la construcción desmesurada, especialmente, en un territorio tan sensible y agotado como este. Si será, simplemente, que nadie ve el grave daño causado o que, por el contrario, viéndolo, se prefiere fingir una vida dentro del País de Nunca Jamás, aquel donde jamás pasaba nada más allá de la pura diversión infantil. Si será entonces que así de inmaduros somos pues creemos la realidad un cuento; si así de estúpidos, que no medimos las consecuencias de nuestros actos; si así de egoístas, que nos da exactamente igual todo salvo el placer personal e inmediato; si así de cobardes, que en lugar de mirar de frente la realidad, nos escondemos tras ella haciéndonos cómplices de tantas practicas corruptas que están provocando que, mientras en algunos lugares se restringe el agua para beber, cocinar o cultivar los alimentos más básicos al mismo tiempo que arden los bosques, en otros de al lado se siguen construyendo más viviendas a ritmo vertiginoso, regando inmensos campos de golf, usando ocho aspersores para parcelas de césped de menos de cuatro metros cuadrados y drenando los cada vez más escasos acuíferos subterráneos. Será, será. Será que así eres? Que así te comportas cuando agachas la cabeza y te callas? Que cuando termines de leer este artículo, si lo terminas, harás como si contigo no fuera la cosa? Que seguirás sin hacer nada salvo militar en tu activismo de la queja para mantener tu conciencia tranquila? Será, será. Será que así eres? Señor, perdónales porque no saben lo que hacen, dijo aquel sabiendo lo que decía. Crónica de una muerte anunciada. 

Irrita, claro. Pero no solo por la impotencia que producen la contradicción de saberse agente y testigo de esta muerte anunciada, sino además por tener que escuchar que cuatro caraduras legitimados por su séquito justifiquen estas prácticas urbanísticas en nombre del turismo, según ellos, un gran motor de crecimiento y desarrollo. Ja! Como si el turismo hubiera "mejorado" algo la vida de tantas personas que hoy trabajan en el sector en condiciones de precariedad (y a veces de explotación) o la de quienes tienen que soportar el encarecimiento de la vivienda; como si lo hubiera hecho la de los que tienen que sufrir los sinsabores de las hordas de turistas en su vida diaria o enfrentarse a la falta de salidas profesionales porque no se ofrece más opción que el turismo. Ja! De verdad que la ha mejorado? En serio? De verdad que no lo hubiera hecho cualquier otra industria menos lesiva? De verdad que sigues creyendo que el turismo te ha ayudado a prosperar? 

No, no te engañes más, la industria turística no ha mejorado ni mejorará la vida de nadie salvo la de los cuatro promotores inmobiliarios y grupos hoteleros que se reparten el pastel, por lo demás, todo lo que toca lo destruye. Por eso te digo: basta ya, mira de frente la realidad, esto no es el País de Nunca Jamás. Tienes la oportunidad de hacerlo bien en lugar de tan mal como los interesados te han dicho que lo hagas. La tierra agoniza, el Mediterráneo y su litoral se muere, lo estás viendo y, sin embargo, hasta ahora, no haces nada salvo ser cómplice de esta muerte anunciada. 
Stop turisficación! 

Elromeroenflor 

https://www.malagahoy.es/la-farola/asi-cambiado-Benalmadena-ultimos-75-anos-visto-desde-aire_3_1702659735.html


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