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Mostrando entradas de junio, 2020

Ladies first

Sueño de una noche de verano es, probablemente, una de las obras más vitales, agudas y complejas que nos haya llegado de la mano de Shakespeare. En ella, el autor crea un mundo donde la oposición de fuerzas es la constante y en el que sus líneas argumentales se entrelazan y convergen en el amor. El amor no abstracto ni divino, sino concreto y mundano visto desde múltiples ópticas: filial, carnal, imposible, confuso, sereno, inexplicable, diverso o intrigante. Expresiones de un sentimiento que página a página nos mantienen casi sin aliento en la locura de su lectura. Muchos han sido los directores de escena que se han atrevido con ella a lo largo de sus ya más de cuatrocientos años convirtiéndola en uno de los textos dramáticos más representados, versionados y aclamados de la historia del teatro. Toda una dicha mirándolo desde la agonía que desde hace años sufre el teatro. No obstante, su éxito no la exime de denuncia, pues en todas las propuestas que de ella nos han llegado, se h

Los siete cabritillos en el país de A ver si lo entendéis

Un cuento que suele fascinar a los niños, supongo que por el paralelismo que ya intuyen con el mundo real, es el de Los siete cabritillos. Como muchos recordaréis, en él, la madre, antes de salir a sus menesteres caprinos, alertaba muy seriamente a los pequeños del gran peligro que les acechaba estando el lobo merodeando por los alrededores. Les instaba a que debían no confiarse y seguir sus instrucciones si es que no querían acabar entre sus terribles garras. ─El lobo no tiene piedad ─les dijo─. Os devorará uno a uno y no atenderá a vuestros llantos y lamentos, le darán absolutamente igual. Él solo quiere comer. Y allí se quedaron los siete cabritillos solos después de prometer a la madre cabra que la obedecerían, de asegurarle que podía confiar en ellos, de balarle que se quedara tranquila ya que el lobo no les iba a engañar. Así, mientras cada uno andaba ocupado en aquello que más le entretenía como cornear, ramonear, masticar o hacer cabriolas, el lobo apareció, pegó a la puert

Juglares de la era digital

Supongo que sería la fotografía digital la que nos dio el empujón definitivo al reino de la posverdad, donde la mentira es la reina de corazones. En los inolvidables años de la Escuela de Arte, una de las asignaturas fue Historia de la Fotografía. En ella no solo se aprendía el desarrollo técnico y plástico que ha tenido este ingenio desde su invención, sino que también se profundizaba acerca de la obra de algunos fotógrafos como Man Ray, Robert Capa o Jeff Wall. Observábamos con detenimiento sus creaciones para, entre otras cosas, debatir sobre los límites éticos en la obtención de las imágenes o para respondernos a la clásica pregunta de si todo vale en el afán de mostrar. Pero, además, los distintos bloques temáticos en los que se dividía la asignatura también solían ser motivo de largas y apasionadas conversaciones. Uno de los que más controversia produjo fue el del Fotomontaje dentro del Fotoperiodismo, pues, a pesar de que ya lo intuíamos, nos evidenció que no hay poder que eje

La Tota de Málaga

La Tota ha sido una de las mujeres más valientes que nunca he conocido. Nació hombre a pesar de que su género y esencia eran de mujer. Le tocó capear su conflicto corporal en una época torpe y oscura para la pluralidad y en la que casi nadie cuestionaba su rol de género heterosexual ni, por supuesto, su sexo. Menos aún en una ciudad de provincias como Málaga. De nada servía que a unos pocos kilómetros estuviera Torremolinos, el pueblo costasoleño que permitía fluir a los extranjeros, porque fluir fuera del armario solo podían hacerlo ellos mientras que en las redadas policiales únicamente se detenía a “invertidos” con DNI español. Pero La Tota resistió este tiempo. Pudo con el miedo al calabozo y con mucho más. Los recuerdos e informaciones sobre aquellos años me revelan la vida social de esta mujer dividida igual que su cuerpo. Por un lado, muchos de su entorno la quisieron y aceptaron sin cuestionarla. Formó parte, como una más, de la alegre y pintoresca alegoría de nuestro vecin